Era tarde. Ya casi las 4 de la tarde y nos indicaron en el minúsculo puerto que capitanía marina solamente deja zarpar las lanchas por la mañana. Tratamos de convencer dialogando con los pescadores pero no pudimos llegar a algún acuerdo que fuera plausible: nos pedían 200 dólares y no bajaban.
Charlamos con más de un vendedor de tours y empezamos a calibrar las opciones y sus precios.
Existen dos tours separados para vistar el parque nacional. Uno terrestre que atraviesa los lugares más emblemáticos de la península de Paracas y otros con lancha de una capacidad de 25 personas que navega hasta el jeroglifo llamado Candelabro y rodea posteriormente las dos islas Ballestas.
Tratamos de buscar la forma de incluir la isla San Gallán (un paraíso de fauna acuática) pero parecía totalmente prohibido.